Santiago en 100 palabras
Mientras los diversos zapatos componían sus melodías al trote por las veredas, las palomas disfrutaban jugando a la pinta unas con otras, se les unieron neumáticos, bocinazos y mil historias diferentes contándose al unísono. Don Luis escuchó al baterista de Plaza de Armas y las guitarras del Mercado Central. La música de la capital se le hizo familiar, se detuvo, sacó su flauta, y acompañó el allegro, desde la más completa oscuridad, en la esquina de Lyon con 11 de Septiembre. –“Santiago tiene una banda sonora muy especial”– pensaba mientras escuchaba caer la primera moneda en su tarro.
Cada cien casas, cada ciudad concibe cimientos complementarios. Cuando comprendes cabalmente, cien casas caducan centenares; cien casas ceden caras, caricias, correazos, caricaturas, cartas correspondidas, cadáveres… ¡cuantas cosas caben cada cien casas! ¿cierto? Civiles con carisma, catando copas, concursan contando cuentos cero campestres cual crío creyendo comer cálidas comidas, claro, cuando “cien casas” calza con “c”, calzan con Capital. Como corresponde competimos con cada cual, cediendo, comprendiendo, compartiendo convivimos como ciudades cualquiera, con capital común, como cien casas, con una cara.
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N.del A: Estos 2 relatos fueron enviados a la versión 2007 del concurso, compitieron con cerca de 50.000 otros cuentos, y como no ganamos nada, los publico acá para que alguien los lea... ojala ese alguien comente. ¡Gracias!.