jueves

Carta encontrada abierta sobre una tumba

Hoy me dieron ganas de escribir, y aunque no tengo claro cual es la finalidad de estas letras, dejaré que fluyan como tu lo hiciste. A lo mejor simplemente quiero decirte que te he echado de menos, pero no me refiero a esos momentos únicos, a ese beso o a ese abrazo, sino a lo común que había contigo, lo nimio y sin importancia que, probablemente, tu nunca vayas a extrañar. Saludarte, ver que estás ahí, que suene la alarma del teléfono para avisarme que me quieres hacer parte de ti, que algo te causó gracia, o que te acordaste de mí. Hablarte cosas “importantes” y ver tu mirada atenta y profunda, para luego escuchar tu comentario sarcástico que me invitaba a tomarme las cosas más a la ligera. Echo de menos soñar contigo, donde te besaba lenta y suavemente, donde era capaz de recorrerte con mi boca. Pensándolo bien, también extraño las cosas especiales, también extraño ese beso y ese abrazo… me gustaría que estuvieses aquí, a mi lado, leyéndome mientras escribo esto, observando mi rostro solitario formar tu nombre en cada gesto. Pero decidiste que no fuera así, y estas letras te lo agradecen, ya que por eso existen. Te he echado de menos y no debería, porque ahora lo correcto sería partir corriendo hacia ti, verte, abrazarte en este instante fuertemente, permitir que nuestros dedos se entrelacen, ver como subes tu rostro y cierras los ojos, permitiéndome derramar en tus labios todos los besos que se rebalsan de mi boca.

viernes

Breve manual para lograr ser un escritor consagrado

Todo escritor que se precie de tal, debe volverse loco al menos una vez en su vida. Debes dejar que tus cabellos tomen el lápiz y llenar la tinta con tú piel, escribir corazón una y mil veces, y dejarte llevar.

El motivo a relatar tiene que ser importante, vital, y debe valer la pena morir por ello: tu boca, una mano, la hoja que cayó del árbol o el detalle de cómo escurre esa gota sobre su hombro, son excelentes motivos.

Debes dejar que las palabras viajen por tu cuerpo, que las letras salgan de tu núcleo y desesperadas busquen el torrente, la vena que llega a tus manos, resbalarse por las uñas y romper tu piel si no las dejas salir. Parirla con dolor, alegría, pena o calor, que sea bruta, pura y transparente, real.

Y lo que brote debes amarlo, porque cuando lo leas por primera vez será parte de tu alma detonada, serás tú y el universo, conectado con cada persona que a lo mejor jamás leerá lo que dijiste, pero algo lo detendrá, y sentirá ese abrazo que le acabaste de enviar.

Todos somos escritores al menos una vez en la vida, y yo lo fui contigo. Gracias a ese tono de luz dorada que se derramó sobre tu piel una tarde cualquiera, que me hizo mirarte con otros ojos a tus ojos, que me volvió loco.

lunes

Santiago en 100 palabras

Música ciega

Mientras los diversos zapatos componían sus melodías al trote por las veredas, las palomas disfrutaban jugando a la pinta unas con otras, se les unieron neumáticos, bocinazos y mil historias diferentes contándose al unísono. Don Luis escuchó al baterista de Plaza de Armas y las guitarras del Mercado Central. La música de la capital se le hizo familiar, se detuvo, sacó su flauta, y acompañó el allegro, desde la más completa oscuridad, en la esquina de Lyon con 11 de Septiembre. –“Santiago tiene una banda sonora muy especial”– pensaba mientras escuchaba caer la primera moneda en su tarro.



Una

Cada cien casas, cada ciudad concibe cimientos complementarios. Cuando comprendes cabalmente, cien casas caducan centenares; cien casas ceden caras, caricias, correazos, caricaturas, cartas correspondidas, cadáveres… ¡cuantas cosas caben cada cien casas! ¿cierto? Civiles con carisma, catando copas, concursan contando cuentos cero campestres cual crío creyendo comer cálidas comidas, claro, cuando “cien casas” calza con “c”, calzan con Capital. Como corresponde competimos con cada cual, cediendo, comprendiendo, compartiendo convivimos como ciudades cualquiera, con capital común, como cien casas, con una cara.

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N.del A: Estos 2 relatos fueron enviados a la versión 2007 del concurso, compitieron con cerca de 50.000 otros cuentos, y como no ganamos nada, los publico acá para que alguien los lea... ojala ese alguien comente. ¡Gracias!.

martes

Regalo para cinco

Mientras subo mi nariz por el borde de la tuya, aprovecho de inhalar profundamente el perfume de tus poros, ese aroma que se desliza suave y delicado como la falda que acabas de regalarle al suelo de la habitación, no sin antes obsequiársela a tus piernas, recorridas por completo. Abro mis ojos y no veo otra cosa que los tuyos, tus párpados parecen los míos, tan de cerca que pareciera que puedes ver lo que viene tras de mi. Observo como giras tu cabeza para darme ese borde entre tu mentón y tu cuello, cierras tus ojos, susurras apenas un “bésame”, o será que lo pensaste y no noté la diferencia. Obedezco la orden que habría realizado aunque no me la hubieras pedido, todo con tal de volver a sentir ese gusto a almendras y chocolate de tu piel. Escucho tu respiración, como exhalas con cada beso, como se precipita con cada prenda que te termino de sacar sin desaprovechar el palpar cada milímetro de la película que envuelve tu cuerpo, mi regalo. Somos 2 obsequios, uno para el otro y para los cinco sentidos que explotan con cada movimiento, con esta fiesta que eres tú, que llegas cual rocío en la madrugada, humedeciendo mis ojos, abriendo mi respiración, permitiéndome escuchar como vas rozando mi cuerpo, con tu sabor en mi boca, oliendo a ti.

Eres tú y la humedad, tú y mis sentidos, tú y la ropa en el suelo, tú y yo, al menos esta noche, al menos para ti.

viernes

Marioneta

¿Qué haces para besar cada uno de mis pensamientos?

¿Cómo logras aparecer cada vez que no pienso en ti?

¿Por qué naces en cada canción que tocan estas cuerdas?

¿En qué momento atravesaste con hilos mis delirios?

¿Cuál es el sentido de ser tu marioneta?


Detén el tiempo… la gota deja de caer y el viento de soplar,
el sol se deja de mover y la luna de alcanzar.


....Y déjame ser la noche para venir a tu descanso.


.......Déjame ser tus sábanas para abrazarte arriba y abajo.

..........Déjame despertarte sin palabras y darte mi piel de desayuno.



Bésame con cada pequeña línea de tu boca,
y exprime mis labios hasta secarlos..............
más de lo que están por la espera....................

Gasta este cuerpo y confúndelo con el tuyo,.....................
déjame ser tus curvas y regálame tu pasado,.........................
bésame de nuevo, pero ahora para siempre,............................
que hasta eso es poco, cuando se trata de ti................................

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N.del A: Relato, sin pies ni cabeza.

miércoles

Castigo y Deseo

Colmado de dolor contra las piedras
Atormentados con lanzas y garfios
Sumergidos en el agua hirviendo
Torturados hasta la inconsciencia
Insultados, denigrados y lastimados
Golpeados con cada filo encontrado
Oprimidos y encerrados en la soledad

Y aún persisten en lo que creen, insisten…

Débiles arden mis ojos por querer verte una vez más
Estridentes mis labios gritan el dolor de no encontrar los tuyos
Sangrientos mis brazos desgarrados saben que ya no te abrazarán
Eternamente mis dedos insistirán en escribirte estas palabras mil veces
Observando con todos mis sentidos, esperando verte entrar por esa puerta.

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N.del A: Acróstico

viernes

Un minuto en la cabeza de William Blake

Blake entendía cada vez menos el giro que había dado su vida, pasando de ser un tímido, común y corriente contador de Cleveland, al asesino múltiple y fugitivo más buscado del pueblo de Machine en el oeste de Norteamérica. Menos entendía cómo había llegado a su situación actual, cabalgando semi inconsciente y sangrante, en un caballo robado, al lado de un Indio que se llamaba “El que grita mucho y no dice nada”, pero que prefería le llamaran simplemente, Nadie.

Las heridas de bala en el hombro de Blake demostraban lo crudos que podían llegar a ser esos duelos de pistolas en el viejo oeste, fríos y veloces, desgarradores y súbitos; era tan simple como un disparo de cada uno, si tenías suerte disparabas primero, y acertabas, salvabas tu vida, Blake desconocía esas despiadadas reglas, pero ahora se había transformado en un experto en ellas.

Ahora miraba al cielo, y se cuestionaba entre otras cosas, por qué este no se movía mientras avanzaba sobre el caballo que tiraba Nadie, o por qué no le comentaba a éste sobre el malentendido entre su nombre, William Blake, y el poeta Inglés ya fallecido a quien Nadie creía que ayudaba en ese momento. La vida se las había ingeniado para generar tanta confusión, tanta alucinación en menos de veinticuatro horas que incluso llegaba a dar igual lo que pasara en el próximo minuto.


Nadie mientras, le recitaba a su moribundo compañero extractos de los poemas del fallecido William Blake, y este, sin entender nada, se limitaba a observar el inmóvil cielo.


William no entendería hasta unas horas más que el indio quiso ser su guía espiritual hacia el viaje que una bala comenzaría, terminando, simplemente, solo en una canoa. El inevitable destino del ex-contador, cada vez se hacía más notorio, así como el insistente pedido de Nadie a Blake por tabaco, desconociendo por completo que ese, era un regalo que los indios les dan a los que están por morir, un símbolo para que su viaje se realice en paz y su espíritu se eleve sobre las montañas desiertas del Oeste Norteamericano. William no lo sabía, pero lo sabría.
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N.del A: Cuento basado en la película Dead Man

La nieve

Son tan pocas las veces que ha nevado en esta ciudad, que siempre resulta llamativo presenciarlo… sin embargo la intensa nevazón que cayó ayer, especialmente durante la noche, fue gigantesca y heló mucho más de lo que todos esperábamos.

Durante la tarde, el frío se convirtió en múltiples agujas, que lenta y profundamente atravesaron los huesos de mis piernas, sin embargo, y a pesar de las predicciones generalizadas, solo llovía. De vuelta del trabajo, comenzaron a aparecer esas gotas que suelen llegar al vidrio del auto desplomándose en múltiples gotas pequeñas… de a poco comenzaron a caer cada vez más lento, y en vez de estrellarse contra dicho vidrio empezaron a depositarse suaves, relajadas, como cuando estás cansado, te echas sobre un sillón dejándote caer y te desparramas por los bordes suspirando un “al fin”. Al llegar a casa, los pastos ya se encontraban emblanquecidos, los árboles mostraban sus frondosas canas y el cielo azulino común de la noche, se había transformado en un tono violeta iluminado por la luna llena que reflejaba desde atrás, era un telón, y lo que estaba viendo, sin duda, era una función maravillosa, una puesta en escena perfecta, donde cada copo tenía su posición, su lugar en el escenario de la ciudad. La obra trataba sobre el poder de la naturaleza, que sin odio, nos demostraba que si quisiera podría cubrirnos por completo, me parece extraño que no haya decidido hacerlo, pensando en todo el daño que le hemos provocado; debe ser porque ella también se comporta como una mujer enamorada, que no puede odiar, y perdona pensando que es parte de la maduración, del crecimiento, o del simple aprendizaje del otro.

Entonces entraste tú. Parecías una poesía con tu abrigo y tu pelo que al fin mostraban tu aura blanca gracias a la nieve. Tus ojos hermosos reflejaban el placer que te daba presenciar la función que observaba gratuitamente toda la capital. Pero sonreíste con la misma calidez de la noche… querías conversar conmigo. Poco a poco el frío se hizo más intenso, ya no sentía los dedos ni la nariz, te escuché hablar de tiempos más cálidos, de abrazos que ardían, de besos capaces de prender fuego sobre cualquier cosa, pero que ya no sentías, que desde hace tiempo ya no estaban. El tiempo sin vernos pasó la cuenta, mientras afuera el gris de la calle había mutado en un blanco velo, virgen.

Cuando mi cuerpo entró en calor noté que tampoco había sentido mis mejillas, las cuales recogían las lágrimas que germinaban en mis ojos, descolgándose de mis pestañas. Tus ojos hermosos ahora reflejaban un cariño enorme, que ya no era amor, tus lágrimas comenzaron a caer cada vez más lento, y en vez de estrellarse contra el vidrio, desplomándose, empezaron a depositarse suaves en mi conciencia... comenzaste a nevar.

Son pocas las veces que ha nevado en esta ciudad, pero la nevazón de ayer, y que hoy aparece en todas las noticias mostrando el hielo, el frío de la gente, fue especialmente gélido… para ti, para mí, y probablemente para la nieve también. Los inviernos son más crudos, cuando sus mañanas se bañan en la más fría soledad.

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N. del A: -Este cuento está dedicado a la Danito, mi Danito... Entiéndase que es "basado en hechos reales", pero que es solo "basado".
- Gracias mi niña por todo, por las sonrisas, los regalos, el aprendizaje, por lo que fui contigo, por lo que fuiste conmigo. Te quiero mucho.

Ese espacio que hay entre el espejo y yo

– “Cuando tocas un espejo con la punta de un dedo, estás a punto de tocar tu propia yema en dos universos distintos, paralelos. Sin embargo nunca alcanzas realmente a hacerlo, siempre queda ese espacio, ese pequeño medio centímetro que te impide entrar en contacto con tu reflejo, con ese mundo extrañísimo donde arriba y abajo son iguales que acá, pero izquierda y derecha son diametralmente opuestos.

Que ganas de tomar un martillo y romper ese muro que me aleja de mi, y atravesar hacia el otro lado, saber que se siente darme la mano, tocar mi rostro, o abrazarme como si fuera un viejo amigo que no veía hace años. Pero es tan extraño todo esto que si rompo el espejo, no solo no puedo pasar al otro mundo, sino que además echo a perder la opción que tenía de observarlo, presenciarlo. Es como una ventana, como esa que da al exterior, como si al romper ese muro desapareciera un mundo entero frente a mi ojos, se destruyera por completo y el vacío y la nada quedaran inmensos ante mi.


Al romper un espejo te encuentras generalmente con una pared. Entonces no entiendo, el espejo es un muro, la ventana es un muro, la pared es un muro, y el muro es el vacío y la nada... y yo sin poder entrar en contacto conmigo. La vida parece ser más sencilla para un reflejo, un simple buen actor que remeda todo lo que haces, tú ríes, él ríe, tu levantas un brazo y él también, como si fueras tú, pero vacío, sin aportes, sin creatividad. ¿Pero de qué me sirve mi creatividad en un lugar donde solo hay muros? ¿de qué sirve ser creativo en el vacío y la nada? Es como si estuviera atrapado dentro de mi reflejo. Cuando actúo por actuar, por condescendencia, cuando soy falso, soy mi reflejo, mientras estoy atrapado dentro de él.



Dicen que un tío mío logró una vez atravesar ese espacio que queda entre el espejo y la realidad… no se encontró con su reflejo, simplemente entró en el espejo y desapareció, pero eso no es tan raro, lo extraño fue que su otro yo, el que vive en el espejo, se quedó ahí, estático, de pie, con la mirada perdida hacia el frente. Claro, el imitador se quedó sin quien imitar.

Han pasado varios años y mi tío aún no aparece. Su reflejo no se ha movido del lugar donde quedó… ya nadie duerme en esa pieza, de hecho, la clausuraron por fuera hace unos meses y ya nadie puede entrar, claro, no quisieron romper el espejo por si mi tío alguna vez encuentra la salida. Esa parece ser la reacción normal de la gente cuando no entiende las cosas, evitar los espejos y cerrar la puerta por fuera”.

Sobre tus párpados

Camino en el borde de tus precipicios. Si caigo me sumergiría en tu mirada, me abrazaría el color de tus ojos y desvanecería el mío para convertirme en ti. Podrás confundirme, pero se que eres para mí, cuando cierras los ojos para dormir y me quitas junto con lo demás, nuevamente me guardas, pero se que nuevamente también me usarás. Tus ojos, tus ojos… son míos.

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N. del A: Este relato, en conjunto con De vainilla (delirios de un labial), Burbuja, y Fantasía, componen una serie a la que llamo "Corazones de plástico"

Su isla

Existe un lugar, una isla que flota sobre la ciudad, donde la telefonía celular es irreal, Internet no existe, las cámaras digitales ni siquiera se imaginan, y entre sus habitantes, el contacto se realiza exclusivamente en persona.

El tiempo no es importante, pues no hay nada que esperar de él, y él no espera nada de ellos.

A pesar que sus habitantes viven agrupados, cada uno se encuentra en la más inmensa soledad, en su mundo personal, algunos de vez en cuando interactúan con sus vecinos, otros jamás llegan a hacerlo.

Así, cuando llega un extranjero, lo alaban, lo adoran como a su mismísimo Dios, y como nada tienen para ofrecerle, dan en sacrificio su sonrisa más amplia, su mirada más tierna, y no piden absolutamente nada a cambio.

Existe un lugar donde al sumar edades no alcanzan los números, donde quienes viven se encuentran solos, quizás abandonados, pero aman lo que han derramado sobre este mundo, el nuestro, aunque nosotros no los veamos, ni nos importe.

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N. del A: Dedicado al Hogar de ancianos que tuve la dicha de conocer en Diciembre pasado.

lunes

El final

La paranoia a nivel mundial era insostenible, se cumplían 6 meses desde que se dio a conocer el fenómeno por primera vez en los medios públicos, cuando aún no dejaba de considerarse como un hecho aislado que involucraba a un pequeño grupo de personas alrededor del mundo. Hoy, ya todos habían tenido el mismo sueño, cada ciudadano del planeta, cada noche, la misma epifanía repetida una y otra vez. El mundo se encontraba sumergido en el caos y en la contradicción, ya se habían detectado los primeros actos suicidas por parte de individuos que no lo soportaron. Los psicólogos no daban crédito a lo que estaba sucediendo, se citaban reuniones de los líderes mundiales y no llegaban a ningún resultado, algunos otros habían adoptado la decisión de no volver a dormir, pero tarde o temprano caían desmayados, ya fuera por culpa del cansancio extremo o por el colapso de las pastillas, y ahí, nuevamente, la misma visión… la misma sádica y oscura visión:

Un satélite espacial, con el logo de la Nasa a un costado, recibe una extraña lectura proveniente del sol, los especialistas no demoran en llegar a una respuesta, se trata de una anomalía energética que está provocando la explosión súbita y repentina de un volcán solar que mide 10 veces nuestro planeta, era una gigantesca bomba de tiempo que nadie podía pronosticar cuando explotaría, pero al hacerlo iba a generar una descompensación en nuestro sistema solar, desprendiendo un pedazo del sol, provocando, antes de un abrupto cambio climático, que la energía liberada por el cuerpo celeste acabara con todo nuestro sistema solar y varios alrededor del nuestro en menos de un día.

Al salir a la calle, o a lo que quedaba de ellas luego de incontables saqueos, robos y accidentes, significaba sumirse en lo más profundo de la decadencia humana, el llanto de las guaguas duraba 24 horas (posiblemente por culpa de la pesadilla) y se podía escuchar desde cualquier lugar, rural o urbano, la hostilidad y el miedo habían terminado de carcomer lo poco y nada que quedaba de “personas” en nosotros, ahora convertidos en espantosos animales.

Reconocido bajo el eufemismo “Factor A.D.” proveniente de “Apocalipsis Dream”, científicos, doctores, y conocedores de todo el mundo vaticinaban el fin, y aunque la pesadilla no fuera a suceder nunca, el pánico masivo se había vuelto incontrolable, y los daños hechos al planeta y a nuestra especie por culpa de este, hacían del fin algo irreversible.

martes

Vacaciones

Cuando salí del furgón vi a la Vero corriendo como a quince pasos de mí, estaba intentando pillar un conejo que se alejaba rápidamente de ella, el Coke celebraba su tercera hormiga quemada con la lupa que el abuelo le había regalado para navidad. Mi papá prendía el carbón y mi mamá miraba a mi hermana corriendo tras el orejudo, que ya había perdido de vista. Le subí el volumen a la radio del auto, me gustaba ese cassette de Janis Joplin (fue el primero que se compró mi papá al enterarse que el furgón venía con cassettera)… no se, encontraba que se parecía a la voz de la abuela; a veces con la Vero nos la imaginábamos cantando así, y la imitábamos escondidos… nos matábamos de la risa.

Mi papá se sobajeó las patillas que le llegaban hasta el cuello, mirando como si buscara a alguien, cuando me vio me pidió que le ayudara a poner la parrilla arriba del tambor. Me ensucié las manos con grasa y me las limpié en la polera, a mi mamá no le gustó mucho eso y me gané un par de zamarreos. Había olor a pino… a pino y a humo de carbón.

En dos semanas entraba a clases, pero no me importaba…

En la tarde nos bañamos todos en el río, menos mi mamá que se encargó de ordenar las cosas, poner el colchón en la parte trasera del auto, y hacer unos panes con jamón para el viaje, ese día volvíamos a la ciudad porque mi papá tenía que trabajar al día siguiente.

No puedo decirte 'quiero'

Ocurre algo que deseo contar
Pero ser claro ahora no puedo
Anhelo rozarla con los dedos
Lentamente poderla desnudar.


Pretendo besarla mansamente
Acostados soñamos en el fuego

De cuerpos juntos por apego
Ahora busco tus ojos locamente.

Puedo pensar ahora que la amo
Pero acá no me puedo expresar
Falto de esta letra no puedo, no se puede.

Solo me queda completar el tramo
De tus curvas que deseo tomar
En la punta de los dedos tal vez quede.

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N. del A: - Estimado lector, el presente es un ejercicio narrativo llamado "lipograma" el cual consta de escribir un texto prescindiendo de alguna letra, en este caso, la vocal "i".
- Por otra parte, si siente extraña la rima es por su estilo sonante que danza de la siguiente forma:
ABBA ABBA ABC ABC. Eso, espero lo hayan disfrutado.

jueves

Sobre la hierba

Javiera había logrado una relajación absoluta cuando vio una gran nube asomarse tras los cerros. Con su piel mate vertida sobre la hierba en ese tibio día de primavera, recordó el anuncio del tiempo donde dijeron que no habría ni una sola nube en los cielos de la capital… como de costumbre, habían fallado.

Esto no le molestó, pues ella recordó cómo en su infancia las nubes adoptaban formas que le servían para inventar juegos y echar a volar su imaginación, y ahí estaba… blanca, esponjosa, enorme.

Se dejó llevar por el claro intenso que le proponía, sintió como cada centímetro de su piel, cada poro, se erizaba provocando una tremenda sensación de bienestar. Llegó un momento en que Javiera se encontraba absolutamente ida, entonces los vellos de sus brazos, súbitamente, se desprendieron de su cuerpo emblanquecido.

Su espalda se despegó del suelo, y su cuerpo se encorvó como un lente de telescopio. Así, convexa, comenzó a levitar; quiso abrir sus ojos para saber si era verdad lo que le estaba sucediendo, si era real, y vislumbró como se encontraba a unos diez metros de altura, oteó su cuerpo de piel alba, y sintió como la punta de los dedos de sus pies comenzaban a deformarse, convirtiéndose en unas especies de palomitas de maíz, su cuerpo completo comenzó con la misma metamorfosis, sus antebrazos, sus omóplatos, sus pómulos, todo se iba redondeando de manera increíblemente placentera. Comenzó a ver nublado… cada vez más borroso, se elevó.

Cuando Miguel observó esa nube asomarse por el otro lado del cerro sintió una gran calma en su interior, echado sobre la hierba sonrió, y sintió que acababa de dar un paso dentro de una etapa única, especial… y se dejó llevar.

Javiera y Miguel nunca se conocieron en persona, pero en esa tarde de primavera, por un mínimo instante, se amaron tal cual eran, sin cuerpos, a través de los cerros, sin más gente, arriba.

Las trepidantes aventuras de Wasinflei IV

Wasinflei agarró todo y armó un lío de cosas, el universo se confundió y algunas cosas cambiaron, como su blog, su autoestima, y el sabor de los cuchuflís.