domingo

Un paseo de tibia tarde

Detente donde estás, cierra los ojos lentamente, comienza a escuchar el agua calma y sin corriente acariciar los muros de piedra.

Siente la música de una ciudad dividida, donde el tiempo se ralentiza, donde sus habitantes se tiñen con la paz y belleza de los canales. Y claro, si éstos son como venas, recorriendo erráticas sus propios interiores, pero llegando a todos lados, empapando la urbe con su esencia.

Un golpear delicado y pausado indica lo cerca que estamos del punto de partida de las góndolas, la madera cruje, los remos lamen el agua, y el gondolero sonríe, como tú ahora.

No abras los ojos y déjame llevarte a ese lugar, que tanto quiero para los dos, con esas construcciones llenas de sabiduría, de historias que contar, de noches eternas, pletóricas de alegrías, llantos, sangre y carnaval. Escucha como te hablan, como te cuentan su historia, como yo ahora.

Déjame abrazarte profundamente en este lugar, déjame besarte largamente de pie junto a uno de los tantos canales, y que ellos nos vean felices, como tú, como yo, como ahora.
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N.del A: Sueño que se repite.