La puerta
¿Una puerta? Qué difícil, si son tan diversas, y no solo eso, si son tantas como los hilos de un mantel, tantas como las familias albergan celosamente sus recuerdos, como el trabajador diario traspasa sus conocimientos, como el buscador insaciable de oportunidades golpea y golpea, como los amantes esconden esa pasión que hace vibrar los estantes.
Es como perderse entre esas viejas casas de colores que trepan por los cerros de Valparaíso, puertas que se anclan al piso, puertas que encierran a través de un marco, que huelen a madera y barniz, a dinero y a juerga, a lástima y a perdón, esas puertas que finalmente son liberación, que nos elevan más alto, que esconden nuestro pudor, que guardan nuestras penas. ¿Una puerta? ¿una sola? Qué difícil, mejor escribo sobre otra cosa.