jueves

Sábanas

-Es como si los sueños fueran hechos de sábanas- comentó -múltiples sábanas que caen lentamente sobre lo que tu inconciente te ata a imaginar, te sientes ligero pero obligado, te sientes aire pero levemente encerrado, y aún así te dejas llevar por esa delicada gravedad-.

-Y las sábanas caen sobre un lugar, formando piezas, mesas, luces, muebles, libros, y tu cuerpo horizontal- levantó su cabeza y la miró por primera vez en la conversación, ella sabía que venía más, quizás algo que temía escuchar... pero guardó silencio, e incapaz de hacer un gesto, permitió que él continuara.

-Aunque con forma, todo es blanco, tu mente no ha decidido de qué color rozar los objetos, sólo tu cuerpo lo tiene, pálido pero sonrojado, terso, suave. Todo está formado en ti, ajustado en cada milímetro a tus formas, denotando frente, cejas, nariz, mejillas y tu cuello... tu cuello, tus hombros y cada una de las hermosas curvas que conforman ese cuerpo tan real- ella contuvo la respiración, no supo como reaccionar.

miércoles

A mis primeras cenizas

Los negros mocasines, usados pero jamás maltrechos, no caminaron sobre el ripio seco; el pelo, alguna vez rojo como atardecer pero ahora rubio pálido como sol de mediodía, tampoco sintió el viento pasar desenredándolo; la piel blanca y la blusa impecable dentro de los jeans no vieron los árboles del parque; y los 62 años no llegaron, al menos no esta vez.

Los ojos que miraban sincero se habían cerrado, las palabras llenas de verdad –su verdad- callaron, pero su eco resonaba en la impresionante cantidad de gente que la fue a despedir.

La actriz principal de su cortejo, la parte esencial de la paz y la tranquilidad que unía a los que nos quedamos, había partido… dejando visiones hermosas de un planeta que cada vez menos gente respeta, y que muy pocos se dan el tiempo de percibir, pero no ella, no ellos, no nosotros.

No recuerdo cual fue la última conversación que tuve con mi tía Yolanda, pero siempre me llamó la atención que cuando hablaba de juicios, mostraba los dientes de abajo, y cuando reía, fulguraban los de arriba.

Como una sandía podías percibir ese exterior duro, quizás hasta impenetrable para algunos, pero llena de un sabor suave y dulce por dentro, de ternuras y caricias que no escatimaba en entregar a todos aquellos que, luego de atravesar la cáscara, disfrutábamos de los dones de una persona maravillosa.

Mi tía, la sandía como le empiezo a decir desde hoy, dejó buenas semillas; crecidas de la tierra y nutridas por un cielo más azul, supieron mostrar también un dulzor aprehendido de la sabiduría que te entrega crecer más en la naturaleza que en la ciudad, más en el campo que en la habitación, más en las ganas que en el nihilismo, nihilismo que nunca más verá, como esa fría habitación que la vio partir, o esa ciudad que la despidió que nunca fue la suya, pero que por estar tan bien acompañada, se tiñó por unos momentos de praderas, de hierba y de juncos, que tramaron su camino hacia el lago donde descasará para siempre.

______________
N. del A: Por supuesto, a Yolanda.

martes

Mi País

Cuando cambia el clima y el sol le ladra a las nubes,
Mi país florece más que el resto
Su bandera germina en cada ventana y cada balcón
Y comienza a flamear uniendo lo que se separó
Eleva cien pañuelos para acariciar el aire fresco
Y tiembla la cordillera por este zapateo bravo.

Me gusta mi país
Cuando se escucha el trueno del aplauso compartido
Que llama al baile y al chiflido desenfrenado.
Asomando el verdadero rostro de mi gente
Que solidaria busca compartir borracha
Una chicha en cacho y una empanada
Y un pedazo de buena carne a la parrilla
Recién asada.

Me gusta que el que no sabe baila igual
Porque está lleno de chinas coquetas
Que asoman sus ojos almendrados sobre el pañuelo
Viendo su huaso que si no es tal, da igual.

Y es que sobre mi país puedo escribir para siempre
Y siempre me faltarían palabras para terminar
Si de los colores del norte
Y de los paisajes del sur
Ya otros han narrado
Tanto mejor de lo que podría hacerlo yo.

Eso se lo dejo a los poetas
Y no a mí que soy un simple bufón
Que borracho pero contento
Celebro y hago salud por mi Chile

Que esta fiesta no se acabe
Porque es lo que nos recuerda
Que podemos ser un despelote
Pero siempre habrá espacio para una cueca.

Salud!

__________________
N. del A: Canto a lo mundano, de manera mundana.

Focus

¿Y qué pasaría si descubriéramos que las gotas de lluvia son sueños que no alcanzaron a tocar el cielo y se derrumbaron cuesta abajo?





... no me digas que sería triste.


Porque entonces los bosques y prados, la tierra nutrida y la vida, serían producto de hermosos deseos que, cristalinos, nos permiten ver despiertos lo que solamente podríamos haber soñado.

Es una cosa de enfoque ¿no crees?

sábado

La conspiración

El plan había sido llevado a cabo de manera perfecta, no levantando sospecha alguna. Años de reuniones ocultas y maquinaciones más allá de cualquier ideología o pensamiento. Todo salió tal y como estaba escrito en los antiguos axiomas que los regían.

El planeta aún no lo sabía, pero hoy era el primer día de una nueva era.
Los pandas gobernarían la Tierra.

lunes

A veces

A veces, uno camina por un sendero ya conocido, derecho y sin darte cuenta, pasa el tiempo y dejas de impresionarte por su entorno, por su ambiente, simplemente porque lo encuentras "igual que siempre", y dejas de ver.

A veces uno se olvida que para escribir, es necesario empezar a hacerlo, y siempre hay algo impresionante que te puede llevar a ella nuevamente, a sus rizos, a su piel... entonces el camino vuelve a tomar curvas, bifurcaciones, y paisajes que no sólo son diferentes, si no que te sientes obligado a aprovechar, porque sabes que nunca más volverás a verlo con los mismos ojos.

Que suerte que ahora tengo un buen sendero para caminar, que suerte que estás tú en él.

jueves

El beso

...Reúnes mis labios con los tuyos y el infierno se acerca, rozo tus comisuras entreabiertas, sin pudor masco suavemente tu borde inferior, sonríes y deslizas tu lengua por mi superior mientras reaprietas con fuerza tus brazos alrededor de mi cuello. Dejo caer levemente mi cabeza hacia un lado, tú haces lo tuyo y nuestros precipicios de abren arrojando a él nuestros surcos, mezclando carnosidades y saliva. Exhalas, inhalo, y mientras cerramos nuestros labios enderezamos nuestros cuellos. Besas tiernamente la punta de mi labio superior, invitación suficiente para acariciar la unión exacta entre tu cuello y tu mentón, te devuelvo la sonrisa.

...Libero una mano sólo para recorrer tu rostro, tus ojos cerrados, y con el pulgar, esos labios que tanto había esperado. Me acercas mientras reabres tu boca, y sin abrir los ojos nos besamos nuevamente, pero esta vez, iríamos más allá.

sábado

La manzana

...Sin tener muy claro si estaba soñando o no, Carlos decidió coger el fruto recién caído del árbol.

...
Era una manzana preciosa, con esa forma llena de curvas, amplias en la parte superior, convexa hacia el inferior, terminando en un sutil botón como base, voluptuosa, de un rojo mate cautivante, con pequeñas y sutiles pintas negras envolviendo cuidadosa y elegantemente su cáscara. Su frescor y aroma parecían llegar directamente a la zona donde se producía el más profundo bienestar… la felicidad. Embelesado, cerró los ojos y acercó su boca para sentir el primer bocado de una fruta que parecía ser sacada directamente del jardín de Dios.

...Su interior era maravilloso, su textura y temperatura eran perfectas, su sabor, delicioso. Era todo y más de lo que esperaba. Carlos inhalaba e hinchaba el pecho respirando profundamente, quería ser absolutamente consciente de aquel momento, para no olvidarlo, jamás.

...El sabor a sal comenzó a cubrir todo el interior de su mandíbula, poco a poco la textura se convirtió una pasta descomunalmente desagradable, que se metía entre sus dientes, y se adhería a las encías, se expandía dentro de él. La sal se fue transformando en amargura, profunda e incontenible. La pastosidad impedía que abriera su boca para escupir el pedazo; haciendo una mueca horrible abrió los ojos y observó la manzana de su mano, que chorreaba como una grumosa gelatina verde y café hasta sus muñecas, de donde salían gusanos y arañas que se descolgaban recorriendo su brazo.

...En un gesto de desesperación Carlos comenzó a agitar su mano, liberándose poco a poco de la asquerosidad que la cubría y de las espantosas criaturas. La manzana lloraba, y Carlos, asqueado, logró finalmente escupir el amasijo vomitivo que llenaba su boca por completo.

...Nunca logró volver a sentir el sabor de las cosas en su delicia máxima, como antes lo hacía. Esa amargura le llenaría la boca y tañería cada alimento que Carlos llevara a su boca, para siempre.