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Cuando miré el celular sin señal éste marcaba la 18:30 y, como ya era costumbre, el viento comenzó a soplar con fuerza en el desierto. "Qué grande que son Los Andes" pensé mientras contemplaba la inmensidad de las montañas, esas que confundían la perspectiva, la profundidad y el punto de fuga de ese enorme Atacama, que se mezclaba en los hermosos tonos que iban desde el grano de café oscuro a una flor de violeta intenso, uniendo nubes, fumarolas, cielo y tierra.
Comenzó a bajar la temperatura, escuché el viento. Me sentí bien.
1 comentario:
...Yo tambien me sentí bien, y TAN bien....Bueno algo similar me ocurre hace ya varios meses....
Los mejores recuerdos de ese viaje....
Un besote
Dano...
(Con esto tambien quiero dejar cuenta de que no son cero los curiosos, hay alguien que siempre anda curiosiando por estos lados....solo que prefiere no dejar huella :P)
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