martes

Punto y coma.

Rodrigo había estado en coma desde hacía 14 años, en dos semanas cumpliría 15, y lo sabía.
Sin embargo, ese anochecer de enero se sintió diferente, creyó que suspiraba, que podía mirar las escaras que envolvían ese cuerpo malgastado... supo que esa noche moriría. Adoptó una posición de costado, como un feto, se tapó bien con las sábanas de esa cama de hospital que ya era tan suya, y exhaló... o al menos creyó hacerlo.